De la realidad al libro y de ahí al cine
Por Hernán Carbonel, Licenciado en comunicación.
En 2021, la narradora y psicóloga Natalia Zito publicó Veintisiete noches a través del sello Galerna, un libro que podría encuadrarse dentro del género no ficción. Es que, si bien por momentos asistimos a una narrativa cercana a la novela, el caso es que Zito llevó adelante una larga investigación periodística que incluyó recolectar las voces de medio centenar de testimonios, lectura de libros, demandas judiciales y notas periodísticas e incluso videos.
En la introducción del libro dejaba en claro que es “una reconstrucción, una historia basada en hechos reales, con todas las licencias ficcionales que eso implica, fruto de una investigación periodística” y que, “de los hechos reales, queda la ficción”.
¿Cuáles son esos hechos reales? Un caso que en su momento tomó la primera plana de todos los medios nacionales. La historia de Natalia Kohen, una artista plástica, escritora y mecenas de, por entonces, ochenta y ocho años, que es, bajo el diagnóstico de demencia frontotemporal y con el aval de un reconocido neurólogo argentino, internada por voluntad de sus propias hijas a causa de un despilfarro de la fortuna familiar y un modo de vida nada apropiado para su edad.
En octubre de 2025, se estrenó en Netflix la adaptación cinematográfica, que llegó a ser la más vista en nuestro país durante varios días. Protagonizada y dirigida por Daniel Hendler, con una excelente actuación de la argentina residente en España Marilú Marini, guión de Martín Mauregui y Agustina Liendo, y adaptación de Mariano Llinás, la versión fílmica contempla algunas diferencias respecto de la versión literaria original. Por ejemplo, el rol central de Hendler como el perito judicial Leandro Casares.
Los dos últimos capítulos del libro, de tono ensayístico, que trabajan sobre la idea de la insania, la adultez mayor, un análisis de corte psicoanalítico, el rol de la familia y las leyes, en resumen, el trasfondo de la historia en sí, no son explícitos en la versión fílmica, sino que laten por lo bajo para que el espectador pueda sacar sus propias conclusiones.