
La vuelta a la presencialidad escolar tras un año de interrupción de las clases por la pandemia marcó el inicio de la normalidad del sistema educativo en todo el país, el cual presenta, de cara al 2022, nuevos desafíos, como la inclusión de unos 500.000 estudiantes que se fueron de la escuela y la forma en que se recuperarán los contenidos, en el marco de las desigualdades que puso en evidencia la crisis sanitaria.
El 17 de febrero del 2021 se anunció la vuelta a las clases presenciales con un esquema de presencialidad cuidada en algunos niveles de la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Santiago del Estero y Jujuy, mientras que el 1 de marzo alumnos y alumnas de 13 provincias, entre ellas Buenos Aires con más de 4 millones de estudiantes, comenzaron a volver a las aulas con un esquema que combinaba presencialidad y virtualidad
Este esquema siguió vigente durante cinco meses, período en el cual el esfuerzo de los docentes se multiplicaba entre clases virtuales y presenciales, mientras las provincias iban adoptando diversas modalidades de cursada y evaluación a medida que iban disminuyendo los casos y de la mano del avance de la vacunación, en especial de las y los niños, principal foco de preocupación de las autoridades educativas.
Dentro de este esquema, la provincia de Buenos Aires, que reúne al 40% de la matrícula escolar de todo el país, adoptó un sistema de clasificación de estudiantes de acuerdo a la continuidad que habían tenido en la pandemia y si conservaban su vínculo con la escuela, mientras que en forma paralela convocó a estudiantes de carreras de formación docente para dar clases a contraturno a estudiantes que estaban mas rezagados en cuanto a los contenidos.
El 1 de septiembre el Consejo Federal de Educación, que reúne a los ministros de educación de todo el país, resolvió «intensificar» la presencialidad, con un esquema que tendía, de acuerdo a la realidad epidemiológica de cada provincia, a que los alumnos y alumnas, estén más tiempo en la escuela que en sus casas en forma virtual, lo cual fue avanzando progresivamente hasta llegar a la presencialidad plena en todo el país en los últimos meses de este año. «Lo mas injusto que hay es que haya chicos fuera de la escuela. No todos del millón de chicos se nos fueron del sistema, hubo algunos que tuvieron una vinculación intermitente. Aquellos que se nos fueron fue porque no supimos mantenerlos», expresó en aquel entonces el ministro de Educación Jaime Perczyk.
El Ministerio estima que un millón de chicos dejaron la escuela o tuvieron una vinculación intermitente durante la pandemia, para lo cual destinó 5000 millones de pesos a distribuir en todas las provincias para iniciar la «búsqueda casa por casa», lo cual posibilitó la recuperación del 50% de esos alumnos, de acuerdo a datos de la cartera educativa.
El 1 de diciembre del 2021, el Ministerio de Educación tomo las pruebas de evaluación estandarizada «Aprender» a unos 770.000 alumnos y alumnas de sexto grado de primaria, cuyos resultados se conocerán en mayo del año próximo. Estas pruebas se realizaron luego de la difusión de las pruebas ERCE de la Unesco para la región que evaluó el nivel que mostraban los estudiantes antes de la pandemia.
Las evaluaciones de Lengua Ciencias y Matemáticas mostraron a la Argentina en uno de los pisos mas bajos de su historia en materia educativa. «Las pruebas ERCE reflejaron la desinversión educativa en el período 2015-2019», dijo Perczyk al conocerse los resultados y destacó que la evaluación Aprender «medirá el impacto que tuvo la pandemia en los aprendizajes»