Los aprendizajes no solo acontecen en la escuela – Alvarez Santiago

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Esta clarísimo que antes de haber vivido la escolarización en todos los niveles, cuando
iniciamos la etapa inicial educativa, ya veníamos con aprendizajes previos,
experimentados en nuestros núcleos socialización primaria. Sucede que, todos antes
de llegar a la escuela, y cursar las diferentes etapas (inicial, primaria,
secundaria/bachillerato), hemos aprendido una infinidad de conocimientos por fuera de
ella, con amigos, con compañeros, con nuestra familia, con una película, con una serie
de televisión, con la lectura de libros; seguro si nos ponemos a rememorar
encontraremos muchas ocasiones donde aprendimos y conocimos. ¿Acaso, eso es
incorrecto? ¿Qué hace la escuela con aquellos conocimientos previos? ¿Fortalece
esos aprendizajes? ¿Incentiva a seguir profundizándolos?


Aprender es un proceso, y es de por vida. No es la acumulación de información, no es
mecánico, no es una técnica estática. Aprender es un proceso intersubjetivo, acontece
con otros, en un contexto y con instrumentos mediadores, que ofician de nexo. Esos
instrumentos culturales, pueden ser la historia en un libro, un programa de TV
interesante, una conversación con un amigo, la visita al cine con amigos, una
experiencia cotidiana que nos arroja una vivencia inédita, entre otros momentos.


Todos los docentes, educadores y especialistas debemos inexorablemente asirnos de
aquellos conocimientos previos, aprendidos de cada uno de nuestros estudiantes, para
de allí partir en nuestras propuestas de enseñanza. La riqueza del conocimiento
aprendido es lo que nos anima a seguir construyendo, y motiva al estudiantado a no
desconectarse de los temas que les propongamos.


La mayoría de las cosas que aprenden nuestros estudiantes, por fuera de la escuela,
necesitan de profundización, clarificación y extrapolación en otros escenarios.
Somos nosotros los docentes quienes podemos acompañar esos aprendizajes para
que puedan potenciarse, transparentarse y sobre todo transferirse a otras situaciones
de la vida, complejas y hasta en muchos casos, suelen estar totalmente alejadas en
relación a lo que la escuela está brindando hoy en día.


Por ello, tenemos que valorar y apreciar cada uno de los aprendizajes que se
experimentan por fuera de la escena escolar. Esos también son válidos, son de mucha
utilidad para poder vincular el “aquí y el ahora” de cada uno de los jóvenes, reconocer
que aquello aprendido necesita modificarse – en el caso que se requiera-, ampliarse,
organizarse y transferirse en el abordaje de situaciones del diario vivir.

En este sentido, entonces, dejamos evidencia que los aprendizajes producto de una
conversación entre amigos, el relato o la síntesis de una película, la sinopsis de un
libro, el visionado de un tiktok, o la visualización de un capsula audiovisual, también
nos ofrece valor, y hace crecer nuestro universo de conocimiento.


La escuela, necesita posicionarse de manera horizontal en relación a otras puertas de
entrada a los saberes, y esta misma ofrecer a los estudiantes estrategias cognitivas,
que le permitan a los estudiantes organizar, sistematizar, reflexionar, pensar
intensamente, sintetizar, transferir ese saber a otras vivencias, relatarlo, compartirlo,
reaprenderlo una y otra vez, logrando así también enseñarlo a otros.

Alvarez Santiago Marcelo
Profesor de Educación Tecnológica. Especialista en Formación de formadores
(CAEP).

Escritor de libros sobre la temática. Docente de nivel primario, secundario y
superior
.
Capacitador de docentes en Argentina, Perú, Ecuador y México.

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