Trabaja en el campo desde niño. Hachero en el monte, allí transcurre su pedazo de tiempo.
De aspecto hosco, sin fe.
Lo acompaña una pena que la disipa con el alcohol, los hombres necesitan olvidar para vivir, la congoja en su pecho es la atadura del silencio.
Al finalizar su jornada laboral dice» mi espalda apenas se sostiene»,» no encuentro la razón para seguir arriesgándome».
Su compañero falleció por las condiciones laborales, no fue su culpa.
Sin más espera se presenta a la compañía que lo contrato y les comenta renuncio al obraje me voy a Buenos Aires, lo he meditado bien.
Por miedo decidió la protección del anonimato.
Acomoda su valija y se detiene en una frase escrita en un libro» hay que pararse sobre la roca»
Un nuevo horizonte lo espera, el sol también saldrá para él.
Imagen: sendero del zapato Córdoba
Mirta Noemí Pavón – Docente jubilada – Lomas de Zamora