Pensar la educación frente a la crisis climática.

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En los últimos años inundaciones severas, sequias y olas de calor han afectado todos los puntos del país, poniendo en la agenda pública los nuevos desafíos frente a la crisis climática. Este año la ciudad de Bahía Blanca, es el ejemplo mas potente para dimensionar como, el cambio climático, puede arrasar la vida de una ciudad en horas: una caída de mas de 299 mm de lluvia en solo 3 horas dejó una ciudad desbastada con personas fallecidas y pérdidas económicas enormes. 

La educación se encuentra atravesada por esta crisis: daños en infraestructura, imposibilidad de trasladarse de alumnos y personal docente, cortes de luz, entre otras consecuencias de los eventos meteorológicos, vuelven una necesidad imperiosa la planificación educativa para proteger el derecho a la educación. 

El Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO postula que además la suspensión de clases y perdida de días efectivos; la dificultad de acceso, especialmente en zonas rurales; un mayor riesgo de desvinculación y deterioro del aprendizaje y mayor presión sobre las capacidades de gestión del sector educativo, son algunos de los puntos donde la crisis afecta al sistema y se corre el riesgo de agrandar la brecha educativa y las desigualdades si no se trabaja en este sentido. 

La UNESCO propone acciones como metodologías para el análisis de riesgo climático en educación; asistencia técnica para incorporar la adaptación en los planes sectoriales; formaciones especializadas en planeamiento educativo sensible a crisis, estudios regionales sobre desastres, vulnerabilidad educativa y gestión del riesgo,con el objetivo de construir sistemas educativos solidos frente a escenarios climáticos complejos en inciertos. 

En el año 2021 se sancionó en Argentina, la Ley de Educación Ambiental Integral 27.621 que tuvo como propósito atender la urgencia que demanda el cambio climático e impulsar espacios de concientización y formación. En el ámbito educativo se propiciaron jornadas y documentos que tenían como objetivo poner en discusión los desafíos pedagógicos frente a la crisis ambiental, la necesidad de ampliar la participación e incluir a la comunidad, a los alumnos y sus familias y la formación docente. 

La provincia de Buenos Aires también trabajó en este sentido, produciendo el documento para todos los niveles llamado “El ambiente provocador, clave para la alfabetización cultural: Materiales didácticos y lugar en la enseñanza”.

En la actualidad Argentina sufre un retroceso en cuanto a estas políticas, en primer lugar el ministerio de Medio Ambiente fue reducido a secretaría, al igual que el ministerio de Educación y el presupuesto presenta un fuerte ajuste en las partidas destinadas a ambiente.

La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) anuncia que el Proyecto de Ley de Presupuesto 2026, presentado por el Poder Ejecutivo Nacional, convalida recortes sustantivos en áreas clave como ambiente, educación, salud, ciencia y cultura y que mientras se destina un 9,5% al pago de la deuda, partidas claves para el cumplimiento del derecho a un ambiente sano caen hasta un 92,8%.

Se torna un desafío pensar como – frente a un escenario tan complejo en cuanto a políticas públicas que acompañen y una proyección climática que avanza gravemente – el sistema educativo puede construir redes con otros actores, que le permita armar estrategias y llevar adelante acciones para afrontar las consecuencias de los efectos climáticos que afectan las situaciones cotidiana de escolaridad y vulneran el derecho a la educación.

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