SAN MARTÍN Y HURLINGHAM: LAS UNIVERSIDADES INTERCAMBIAN DESARROLLOS PARA PREVENIR EL CORONAVIRUS

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Las universidades nacionales UNSAM y UNAHUR, intercambiaron productos desarrollados por sus investigadores para ayudarse mutuamente a prevenir la transmisión de COVID-19.

En un acto llevado a cabo en el campus de la UNSAM, se intercambiaron 2.200 superbarbijos y 33 medidores de dióxido de carbono, que fueron diseñados en el seno de estas casas de altos estudios a partir del inicio de la pandemia. Estos desarrollos, se suman a la larga lista de intervenciones que todo el sistema universitario viene realizando para aminorar el impacto de esta emergencia sanitaria.

“Es un orgullo enorme. Estos desarrollos son una muestra del compromiso de la Universidad Pública y sus investigadores e investigadoras para con su pueblo”, expresó en el encuentro el secretario de Políticas Universitarias, Jaime Perczyk.

Desarrollos de las universidades

Son productos muy diferentes, sin embargo, tienen en común que fueron creados para prevenir la transmisión aérea del virus SARS-CoV-2. Los superbarbijos Atom Protect, más conocidos como “los barbijos del CONICET”, fueron desarrollados por UNSAM, UBA, CONICET y la pyme KOVI. A diferencia de los tapabocas caseros o los industriales de uso social, en este producto los científicos introdujeron nanotecnología para el tratamiento de las telas. Cuentan con tres capas con propiedades antivirales, antimicrobianas y antifúngicas de larga duración.

Los medidores de CO2, por su parte, fueron producidos por estudiantes avanzados de la UNAHUR, en el marco de una campaña que impulsaron autoridades e investigadores de esta universidad para poder ventilar con precisión los ambientes. Este dispositivo controla la concentración de dióxido de carbono producido por las personas al respirar y notifica con una señal sonora en el caso que supere el límite prudente, que es 800 partes por millón. De esta manera, alerta en el momento que es preciso abrir puertas y ventanas, forzar la circulación de aire fresco o, en última instancia, evacuar el ambiente.

Ambos desarrollos traspasaron ampliamente las puertas de la universidad, articulando la academia con el sistema científico tecnológico, productivo y la sociedad. La patente de los superbarbijos fue licenciada a la pyme Kovi, que hoy los distribuye en todo el país y en el extranjero. La UNSAM, además, a través de su fundación FUNINTEC, produjo gran cantidad de barbijos para donar.

Respecto a los medidores, la UNAHUR firmó convenios con municipios y organismos estatales, por los cuales los primeros 900 fueron distribuidos en CABA, Buenos Aires, Córdoba, Salta, Misiones y Chubut. Si bien estos dispositivos ya existían, no se producían en el país ni estaban integrados en protocolos anti COVID. Ahora se utilizan en espacios con alta circulación de personas, como oficinas, aulas, comercios y transporte público.

En junio, la provincia de Buenos Aires, además, adquirió esta misma tecnología para medir el CO2 en las escuelas desde el retorno a las clases presenciales. La UNAHUR participó junto a ella en la confección de una «Guía para la adecuada ventilación y distribución de medidores de dióxido de carbono», con propuestas didácticas para cada nivel educativo sobre la importancia de la ventilación y la renovación del aire en ambientes interiores.

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