El contexto de Rosario afecta directamente a las escuelas

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El secretario general del Sindicato Argentino de Docentes Particulares (Sadop) en Rosario se refirió a la escalada de violencia en la ciudad santafesina y afirmó que «hay mucha preocupación». Martín Lucero precisó que «nueve de cada diez escuelas en Rosario cerraron porque no están dadas las condiciones» y expresó: «La seguridad es un tema que no podemos resolver los ciudadanos, por eso hay muchas expectativas con lo que pueda suceder».

Uno de los pocos jardines maternales privados que decidió abrir sus puertas pese a la situación de violencia narco que azota a Rosario recibe todos los días 100 estudiantes. Allí asistieron apenas 21, 15 a la mañana y seis a la tarde. Según se informó, no hubo consenso dentro de la Asociación de Jardines Particulares de Rosario y tampoco entre las agrupaciones de colegios privados: mientras una minoría decidió abrir, el resto se sumó a la convocatoria de los gremios docentes, que llamaron a un “cese de actividades por violencia”.

La medida no tiene precedentes en la ciudad en términos de adhesión. Incluso las escuelas privadas sin subvención estatal, que no acostumbran a sumarse a los paros docentes de ningún tipo, permanecieron cerradas, luego de siete días en los que se sucedieron cinco asesinatos de trabajadores en manos de grupos narco.

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El Ministerio de Educación provincial avaló el cese de las clases en la atípica, aunque por razones diferentes a las de los grupos sindicales. Voceros de la cartera educativa afirmaron a La Nación que le otorgaron a las instituciones educativas la posibilidad de no abrir, pero no por el contexto de violencia reinante en la ciudad, sino más bien por cuestiones logísticas. “En ningún momento las clases se cortaron por esta situación de violencia. Lo que hicimos fue darle la potestad a cada director de poder abrir o no abrir, porque al haber paro de transporte es complicado. Mañana, en teoría se levantaría el paro de transporte y las aulas volverían a abrir”, explicaron.

Según docentes y fuentes de la Asociación civil Padres por la Educación, la situación de violencia que se vive en Rosario no parece estar cerca de resolverse y crece el temor dentro de la comunidad educativa. “Los chicos tienen miedo. Ya vienen con miedo desde el año pasado, cuando hubo casos de ocho escuelas con amenazas, algunas incluso fueron baleadas. Los niños y adolescentes están entre dos disyuntivas: el temor a un atentado y el pánico por el encierro que les provoca revivir dos años de pandemia”, describe Marisa Crespi, representante de Padres Organizados Rosario y madre de dos menores en edad escolar.

Cuenta, a la vez, que una de sus hijas tuvo una clase de tan solo 15 minutos debido a que la maestra no había tenido forma de organizar una clase virtual. “La mayoría de las plataformas virtuales están cerradas. No había cómo tener clase. Es solo un día, pero la realidad es que no tenemos claro cómo va a seguir esto”, agrega. Al igual que otros padres consultados, Crespi está preocupada por la situación de inseguridad que se vive en la ciudad, pero también por las pocas clases que están teniendo los alumnos rosarinos desde que comenzó el año lectivo, el pasado 26 de febrero.

“Desde entonces, en los diez días hábiles que siguieron, hubo solo seis días de clases. Hubo cuatro días en que la mayoría de los chicos no tuvieron clases”, afirma una madre que prefirió resguardar su identidad, haciendo referencia a los paros docentes de la última semana, que tuvieron como principal reclamo un aumento salarial. AP

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