Una medalla Olímpica que comienza en el patio de la escuela

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La Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia comparte en su revista digital “Microscopía” la siguiente sección: 

El Centro de Educación Física (CEF) 43 de Lobería, cuenta desde hace más de una década, con una propuesta de atletismo inclusivo y tiene el orgullo de haber formado a cuatro de los dieciocho deportistas paralímpicos, entre ellos, el abanderado y triple medallista Hernán Barreto, que representarán al país en los JJOO París 2024.

Que en Argentina tenemos talento reconocido en todo el mundo, lo sabemos. De lo que no se habla mucho es de aquellas historias silenciosas de los que enseñan, de los que forman, de los que acompañan en el camino a esas mujeres y esos hombres y que ayudaron a formar su historia antes de hacer historia.

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Karen Tassi, Araceli Rotela, Sergio Markieviche y por supuesto, Hernán “Nanu” Barreto, (abanderado y triple medallista paralímpico), son entrenados por Ariel “Pilín” González, y con la asistencia de Pía Marichelar para la máxima competencia deportiva, pero además encontraron en el CEF un refugio de inclusión y formación que comparten con casi 1400 chicos y chicas que hacen diferentes actividades deportivas. 

Consultado por Microscopía, Pilín González pide “poner en valor a la institución” en la que los atletas “no solo se preparan para cumplir su sueño sino que comparten e interactúan  con otros estudiantes. Cada uno y cada una con su objetivo a alcanzar, que no son iguales, que cobija y ayuda a algo mucho más importante que una medalla olímpica”. Y agrega “cada historia es muy rica en sí. De superación, de dejar sus lugares, de entrenar para ir tras un sueño que hoy se cumple de participar de un paralímpico, pero detrás de todo eso hay una construcción que se logra de parte de ellos y de todo un equipo de trabajo”. También piensa que el CEF sintetiza la importancia de un lugar que “logra hacer deportistas olímpicos desde el patio de una escuela pero que más que nada forma personas con valores humanos”.

Quizá el caso más conocido es el de Ariel Bonetto que además de ser nuestro abanderado ya nos regaló tres bronces en dos juegos paralímpicos distintos (bronce en 200 metros en Londres 2012 y doble bronce en Río 2016 en 100 y 200 metros).

Para el joven de Zárate de 32 años y papá de dos nenas, el deporte de alto rendimiento “le salvó la vida dos veces”. Primero porque pasó una infancia de violencia física y psicológica por parte de su padre y encontraba en el entrenamiento “refugio y contención” y luego, tras una profunda depresión tras la trágica muerte de su mamá y su hermana donde “gracias a sus entrenadores y sus seres queridos encontré una razón para salir adelante”.

“A Ariel lo conocí en 2009 en un Juego Bonaerense y desde ahí empecé en el alto rendimiento. Le debo mucho, no solo a él sino a todos los que confiaron en mí cuando no todos lo hacían. El deporte te da mucho más que medallas, te enseña a andar por la vida”, asegura. 

Karen Tassi es lanzadora y tiene  23 años. Es mendocina pero vive en Necochea desde hace tiempo. El entrenamiento en el alto rendimiento lo hace a la tarde porque a la mañana  estudia Educación Física para que, como nos cuenta “otros tengan la posibilidad que tuve yo”.

Conoció el atletismo con los Juegos Evita y desde ahí no paró más. Dueña de un talento y una perseverancia que la hace ir a entrenar todas las tardes haciendo dedo desde Necochea a Lobería.

El amor por el deporte y la docencia conviven en ella. “Yo siempre destaco que a mí me invitó una profe de mi ciudad de Tupungato a participar del  Atletismo adaptado. Sin esos  profes, que invitan a los chicos a participar de ciertos deportes, no hay nada”.

Y cierra: “No hay medallas si no hay contención y confianza de quienes enseñan. A veces un segundo puede hacerte subir al podio o no, pero el profe que creyó en vos queda para siempre”. 

Araceli Rotela es récord americano en 100 metros, además de campeona juvenil y panamericana en 100 y 200 metros. Hoy se prepara para su “máximo sueño”. Para sus compañeros y profes es “un orgullo principalmente por su profesionalismo y don de persona». Conoció la propuesta del CEF a través de un torneo bonaerense en el que participó con la escuela 502 y desde ahí no paró más.

“El CEF para mí es todo. Es el lugar que me abrigó. Que me permitió desarrollarme, como persona, como deportista. Hacer amigos, compartir. Es el lugar que no solo me hace aprender mucho sino que me hace feliz”. 

Sergio Markieviche tiene 21 años y es de Chubut. También descubrió el atletismo gracias a los Juegos Evita. Clasificó en la disciplina de salto largo en la categoría T36 en el mundial de Japón y de esa manera se ganó su debut en el máximo certamen.

Dice que más que nervioso está “enfocado en su objetivo”. Está especialmente feliz porque vuelve a ver a su familia desde enero. La preparación es muy ardua pero no se queja “Estamos viviendo un sueño, ¿cómo no vamos a estar listos para eso?”, subraya.

El medallero olímpico es para los cuatros un objetivo en común, pero no es el único sueño que comparten. Cuando les preguntas a quien sería su primer abrazo si consiguen una medalla  todos coinciden que a su profe Pilín. Y quizá no hay mayor medalla que la de un profe orgulloso y un atleta agradecido. AP

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